Podemos estar el resto de nuestras vidas con la certeza
de la existencia de alguien pero sin siquiera nombrarlo en nuestras mentes pero
todo cambia tan fácilmente cuando sabes de la muerte de esa persona. Somos un
libro de nombres y recuerdos pero con letras que se vuelven borrosas con el
tiempo y solo son repasados con el olor a carne muerta que puede expedir un
cadáver.
Que profano es desenterrar pedazos de mi pasado que pensé
que nunca tendría que sacar por ninguna circunstancia pero mírenme ahora, lo hago
por el simple placer de enfrentarme a mi pasado y saber que hoy soy capaz de
vencerlo